Tú que, como una cuchillada;
Entraste en mi dolorido corazón.
Tú que, como un repugnante tropel
De demonios, viniste loca y adornada,
Para hacer de mi espíritu humillado
Tu lecho y tu dominio.
¡Infame!, a quien estoy ligado
Como el forzado a su cadena,
*Como al juego el jugador empedernido,
Como el borracho a la botella,
Como a la carroña los gusanos.
-¡Maldita, maldita seas tú!
Supliqué a la rápida espada
Que conquistara mi libertad
Y supliqué al pérfido veneno
Que sacudiera mi ruindad.
*¡Ay! el veneno y la espada.
Me desdeñaron diciéndome:.
-No eres digno de que se te libere
De tu esclavitud maldita.
-¡Imbécil! -Si de su dominio
Te libraron nuestros esfuerzos,
Tus besos resucitarían
El cadáver de tu vampiro.
madrid... GRAFIKA
Hace 13 años
10 de junio de 2010, 23:22
Tan malo puede ser que desea la muerte a frío acero y amargo veneno que permanecer a su lado? Que dolor mas grande debe producirle.
Un beso cielo
12 de junio de 2010, 12:44
que desesperación crea el amor, cuantos vampiros vagan a nuestro alrededor...
¿te digo un secreto? si no los miras, no existen... y si eres uno de ellos basta con salir a la luz para que te des cuenta que todo es un espejismo y que realmente la condición de vampiro tiene remedio :-)